De la época pasada, encuentro recuerdos de mi caja de cristal, se componen de mil partículas de días demasiado intensos, todos ellos momentos perfectamente acomodados en cada uno de los rincones de mi mente, por ejemplo, desde la idea de mi pensamiento a mis ocho años donde empezaría a divagar sobre cuestiones, no sé si serían precisamente de amor pero sería el inicio de una fantasía donde yo me veía reflejado en mis ¨videos¨, que por cierto todavía no existían por aquel entonces, con la protagonista de la película en una escena musical y un poco romántica al ritmo de la canción Daybreak de Manilow, en una situación muy simpática teniendo en cuenta que mis hormonas todavía no me llamaban como tal hacía el sexo opuesto pero que comenzaba con el cuento de una niña, ahora mujer, con un sujeto como yo.
Pasaron los años y esa idea fue madurando de acuerdo a mis distintas realidades y emociones vividas.
Yo me pregunto ¿quién no soñaría con una princesa? Y en el caso de las niñas con un príncipe azul? En los hombres es muy difícil admitirlo pero creo que ocurre en algunos porque es bueno desarrollar esa sensibilidad que nos permite encontrarnos como seres humanos y saborear todos los instantes en cada una de las etapas de nuestra niñez, adolescencia y juventud, además de los juegos y emociones propios de la edad.
En el presente se va madurando la idea porque nada se borra de nuestra mente, sólo se va llenando de telarañas con nuestras nuevas preocupaciones, pero si le damos una desempolvada nos podemos encontrar con grandes sorpresas y sentir la misma emoción de cuando nos regalaban un juguete o nos daban la sorpresa de un nuevo paseo.
En mi caso a veces se me cuelan telarañas con todo y arañas pero puff, pero las sacudo bien ( a veces con palos) y sólo me queda por disfrutar de lo mejor.
¿Y que fue de aquella princesa? Pues ella se convirtió en toda una mujer y todavía vive aquí dentro ( y afuera) sólo que gracias al tiempo, ahora sé que ni me gustaban tan plásticas como las de la TV y si más reales con verdaderos sentimientos, con sus propias vivencias y con una manera especial de defender su forma de ser.
Parece que la vida nos puede dar sorpresas al encontrarnos con ese ser que creíamos sólo producto de nuestros sueños…. ¿Tú que opinas?