miércoles, 20 de septiembre de 2006

Anochecer

Rayos de esperanza iluminan mi camino, deseoso espero que retornen los espacios,

los luceros me ilusionan, me postran ante ti en una senda sideral, te deseo así como las siluetas recortadas por las manos de un artista, esclarezco mis sentidos y vuelvo la vida propia sin soñar.

 

¡Fuente plena de sabiduria! humedece con tu esencia mis más tenues sentimientos,

contagiame de la locura plena para amar. Vuelve la sustancia a la mujer,

sensualidad como las frutas más frondosas que envuelven nuestras  almas en infinitos placeres.

 

Una luz nos ilumina, estabamos tan cerca, la noche empezaba, juntos bajo una luna creciente,

queriamos abrazarnos, pero estabas sorprendida, nos deciamos tantas cosas sin hablar,

reflejo de un mágico momento, porque habia llegado el instante para coincidir. 

 

Eres tú, divina mujer que bañada sin cesar por la espuma del mar agitado vuelves a nacer,

eres como el viento, libre y  te impregnas en mi ser, me contagias de los bellos deseos.

 

Y es que simplemente ocurrió, con tan sólo mirarnos fijamente a los ojos para sentir más allá de una materialidad finita, de razonamientos esclarecidos, transformándolo  más allá para confluir en una nube de roja pasión,  para vivir, para nutrir la sensación de seres aparentemente extraños en un mundo tan inmenso y al mismo tiempo tan cordial con nosotros mismos...  una eternidad que empezó en tan sólo un instante de nuestras vidas.


 

1 comentario:

  1. Es muy bello el poema, sabes no lo habia vistopero pude sentir por un instante cada palabray la hice mía.Ésa es la verdadera escencia que guardaun excelente escrito...♥

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